Sólo se escuchan críticas acerca de las políticas lingüísticas de la Dictadura de Franco, cuando el catalán solo se podía hablar en la intimidad (¡cómo Aznar!) y el euskera era desterrado al ostracismo más absoluto. Pero resulta que al Presidente Andaluz, Manuel Chaves, se le ha ocurrido la magnífica idea de que los niños andaluces puedan aprender gallego, catalán y euskera en la escuela (no sé si el valenciano entra en sus planes…). No hay nada como llevar más de veinte años gobernando para perder el norte y hacer propuestas sin pies ni cabeza. Parece como si el desarrollo de Andalucía tenga que pasar por volver a los tiempos en que nuestros padres tenían que emigrar a Cataluña o al País Vasco para poder sacar adelante a la familia.
En Andalucía estamos muy orgullosos de nuestro idioma, que para más señas es el mismo que el del resto de España, y la verdad es que este tipo de ocurrencias de nuestros políticos no sé como interpretarlas. Para mí que alguien de su gabinete tomó demasiado café la mañana de propuestas electorales…
Me preocupa que en la Junta de Andalucía esta sea una de las propuestas estrellas en materia de Educación para la próxima legislatura. Ya se ve que lo de que no haya guarderías suficientes es un problema menor, o que la disciplina en las aulas brille por su ausencia tampoco preocupe, o que los niños andaluces sean los que peor hablan inglés, francés o alemán de toda España es algo que se pueda pasar por alto.
Ni al ostracismo como hacía Franco, ni café para todos como hace Chaves (¿o será Txabes?). Más nos vale que nuestros gobernantes pongan los pies en el suelo y no innoven tanto en materias tan delicadas como la educación de nuestros hijos.
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